por Mary Flynn, abogada de CARPLS
Hace cinco años me convertí en defensora de crisis por agresión sexual como una forma de utilizar mis habilidades de trabajo social directamente en nombre de los sobrevivientes. Como he aprendido tanto haciendo este trabajo, quiero compartir el impacto que puedes tener en los supervivientes, así como las complejidades de esta oportunidad de voluntariado, a menudo difícil pero gratificante.
Como primera interviniente voluntaria en un centro local de crisis por violación, he pasado muchas tardes y noches asesorando y ayudando a víctimas de agresiones sexuales en cualquiera de los ocho hospitales de los suburbios occidentales, hasta cuatro turnos de noche al mes. Dado que me reúno con las personas en lo que suele ser el peor día de su vida, intento ayudarles a superar cualquier sentimiento de culpa o vergüenza, ya que nadie merece experimentar este trauma. Las 40 horas de formación como voluntaria que recibí en este campo me han resultado muy valiosas para guiar a las víctimas a través de los retos a los que se enfrentan en ese momento en el hospital y después.
En sus zapatos
Como parte de la formación, jugamos a un juego llamado En sus zapatos. Juegas como un superviviente de una agresión sexual y eliges al azar una carta que describe la situación personal del superviviente, todas ellas basadas en circunstancias reales. Rápidamente te das cuenta de que hay supervivientes de todas las clases sociales.
El superviviente tiene que tomar decisiones: buscar ayuda, no hacer nada o hacer algo más específico. A medida que avanza el juego, las opciones se vuelven más difíciles. Las cartas revelan los contratiempos que sufren los supervivientes, como la falta de personal en el hospital o (en el caso de mi personaje) la necesidad de salir para recoger a sus hijos.
Al final del ejercicio, comprendí muy bien la complicada naturaleza de las decisiones a las que se enfrentan los supervivientes y las deficiencias de los sistemas médicos y jurídicos actuales.
Mi turno típico
Suelo empezar mis turnos semanales a las 5 de la tarde de los viernes hasta las 9 de la mañana de los sábados. Estoy de guardia en cualquiera de los ocho hospitales situados en un radio de 24 kilómetros. Algunas noches no llega ningún superviviente a los hospitales, y otras puedo estar en un hospital atendiendo una llamada con un superviviente gravemente herido cuando llega otra llamada a otro hospital situado a varios kilómetros de distancia.
La asistencia que presto a un superviviente varía según la persona y la situación. A veces, rechazan cualquier ayuda, otras estoy allí durante horas, sobre todo para hacerles compañía, y otras estoy explicando procedimientos de servicio a personal hospitalario sin formación. Muchos hospitales carecen de personal suficiente y están estresados al límite, mientras que otros simplemente no siguen la política. Por ejemplo, los hospitales deben ofrecer información sobre anticoncepción de emergencia junto con los exámenes médicos, medicamentos preventivos y pruebas de laboratorio adecuados. A menudo, los hospitales no explican suficientemente los efectos secundarios de los medicamentos preventivos a la desprevenida superviviente y no ofrecen cuidados adicionales que puedan atenuar los efectos secundarios. A menudo he tenido que mantener una bolsa de hielo o calor en la zona donde se administró una inyección, mientras el superviviente luchaba contra el dolor y las náuseas de la medicación.
Ley de Emergencia para Supervivientes de Agresiones Sexuales (SASETA)
El 1 de enero de 2019, SASETA, 410 ILCS 70En Illinois ha entrado en vigor una nueva ley, basada en leyes anteriores que se promulgaron para ayudar a los supervivientes. La nueva ley es un trabajo en curso, pero refleja un cambio positivo para una población vulnerable. La ley estipula muchos requisitos nuevos para los hospitales de tratamiento.
Por ejemplo, los hospitales deben disponer de una enfermera con formación en agresiones sexuales (denominada enfermera "SANE"). Además, todo el personal de urgencias de los hospitales debe recibir un mínimo de dos horas de formación sobre agresiones sexuales impartida por un proveedor cualificado. La formación del personal abarca los servicios médicos forenses, el uso del kit de recogida de pruebas de agresión sexual de Illinois, los signos de abuso sexual infantil y el conocimiento de las políticas y procedimientos del hospital relacionados con la agresión sexual. Los hospitales también deben ponerse en contacto inmediatamente con un centro de crisis por violación para asignar un defensor al hospital que ayude a la superviviente con el proceso médico y legal. Con el consentimiento de la superviviente de la agresión sexual, el asesor de crisis por violación permanece en la sala de reconocimiento durante la recogida de pruebas forenses.
Por supuesto, la ley no significa que todo vaya a ir sobre ruedas. Los hospitales aún no están obligados a cumplirla en su totalidad hasta dentro de varios años, y las salas de urgencias de los hospitales siguen teniendo poco personal durante la tarde y la noche. Los viernes por la noche suele haber mucho trabajo en las salas de urgencias, así que no hay garantía de que el superviviente reciba los servicios que exige la ley.
La ley de 2019 también exige un área separada para los niños que han sufrido agresiones sexuales, pero los hospitales tienen hasta enero de 2022 para cumplirla. En el último año, se ha producido un gran aumento en el número de niños supervivientes denunciados (algunos de tan solo dos años de edad). Afortunadamente, cada vez son más los niños que cuentan a sus padres, profesores o tutores lo que les ha ocurrido, y cada vez son más los adultos responsables que toman en serio a los niños e intentan conseguirles ayuda. Desgraciadamente, eso significa llevar al niño a urgencias en un momento de mucho ajetreo y poca intimidad. Esta experiencia puede contribuir a un trauma adicional durante una situación ya de por sí estresante.
Conexión humana
Aunque entender la ley es muy importante, trabajo con las limitaciones que se presenten en cada momento. Hago un seguimiento de los supervivientes tras su salida del hospital, en las 48 horas siguientes a mi primer contacto. Para entonces el shock suele haber pasado, pero la mayoría de las supervivientes tienen muchas preguntas sobre el proceso legal con la investigación policial o el posterior procesamiento. Cuando las sobrevivientes necesitan obtener una orden de protección o una orden de no contacto u otra acción legal de protección inmediata, hago los arreglos para que un defensor de seguimiento ponga en contacto a la sobreviviente con estos servicios. Como defensores de crisis por violación, atendemos permanentemente a la superviviente hasta que deja de necesitar nuestra ayuda. Cuando termino un caso, estoy de guardia para ayudar a la siguiente superviviente.
Aunque este puesto de voluntario puede ser increíblemente difícil, la conexión humana merece la pena, aunque sea breve. Lo que me motiva a continuar es saber que estoy marcando una diferencia en la vida de alguien en un momento en que es vulnerable. Además, muchas personas quieren ayudar pero no pueden comprometerse a ser fiables, así que sé que mi servicio es necesario.
Me gustan mucho todos los supervivientes con los que he trabajado y me alegro de haber podido ayudarles en su momento de necesidad. Al menos un superviviente al que ayudé y otro familiar de un superviviente acabaron recibiendo la formación de 40 horas y se convirtieron ellos mismos en defensores. Estoy muy orgullosa de hacer este trabajo y servir como defensora de crisis por agresión sexual.
Cualquier persona interesada en ser voluntaria puede ponerse en contacto con Anika Sterling Flores, Coordinadora de Voluntarios en Pillars Community Health, 708-995-3877. También hay programas de promoción disponibles con la YWCA de Chicago y otras organizaciones locales y suburbanas.
